El lienzo entrañable
Manolo Millares
Debajo de la puerta se vacía
un cubo encinta: la arpillera alada;
que la aguja de saco convertía
en una criatura homunculada.
El nervio teje ahora el blanco día
inquisidoramente y, dibujada
alta firma barroca el sol cubría
el exterior, Segunda luz sellada.
Pintor del arañazo; da la brocha
al aire todo el pelo derramado:
acuchilla arpillera tan sonora.
Un palo llameado, punta mocha
rasguea y embadurna, endemoniado
la violenta ceniza cegadora.
Efigie canaria, 1994 |