Manuel Padorno 1933-2002
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Nocturna Free

Manuel Padorno, 1987

Carlos Álvarez, Joaquín Mañoso, Morgan Hernández, Manuel Padorno y Luis Sosa, componentes de Nocturna Free en Punta Brava, 1989. Tango - Concierto NºV Nocturna Free“Y la confusa flora de mi desarmonía”
José Lezama Lima, “Invisible rumor, III”

Afortunadamente no habíamos ensayado juntos nunca. En nuestras conversaciones previas quedaba claro que nosotros no queríamos tocar bien o mal. Queríamos tocar. Elegimos el instrumento que nos apetecía. Finalmente el grupo Nocturna Free quedó conformado, aquella misma noche, con Carlos Álvarez (bajo), Luis Sosa (conga y voz), Javier Acereda (el único músico profesional que no tocaría su instrumento habitual, el bajo, sino los teclados) y yo (percusión).

Pensé, el día de nuestra presentación, por la mañana, que convenía por lo menos componer el título de las piezas que íbamos a tocar. Efectivamente, esta proposición conformaría de manera cierta las improvisaciones. El primer tema sería “Engrasando”. El segundo, “Mucha marcha”, con él remontaríamos lo que hubiese sonado inicialmente. El tercero, “Patética canaria guai” (una especie de vacaguaré cuasquías), tema dramático. El cuarto, “El gritito canario” (una especie de atis tirma rock), alucinante, a pico. El quinto, último tema, “Nocturna Free” (una especie de balada) que daba nombre al conjunto.

El concierto se anunciaba para el lunes 28, septiembre, a las 2 de la madrugada, en Cuasquías. Demasiado tarde. Asombrosamente había una gran expectación por escucharnos, muchísima gente desconocida, aparte, natural, de los buenos amigos que con su presencia respaldaban el acontecimiento. Alguien, a las 2, pedía puntualidad, que empezáramos. Manuel a la batería, 1989A las 2.10 comentaba, a micrófono abierto, los temas que íbamos a tocar, temas tan desconocidos para el público en general como para los músicos. Comenzamos. Con “Engrasando” no hicimos más que fregotear y rascar los instrumentos, ver qué sonido tenían, conmoverlos. Tocamos sobre un tema obcecadamente repetitivo. “Mucha marcha” (dedicado al bajista J. Pastorius, recientemente fallecido, apaleado) situaba la masa musical en algún sitio, acordada. “Patética canaria guai” culminó la emoción; ésta comenzaba a derramarse por todas partes. Carlos regló la arritmia tonal, sumergida lentamente la disonancia en un regleo de opacidad fulgurante, hizo relinchar al caballo frenético dentro de la campana. Luis arropaba la desolación, acompasadamente. Cuando abordamos “El gritito canario” Luis sacó el ululante vagido cultural canario. Impresionante. El torpe desgarrón vivo caliente salía. Javier colocaba los teclados en el punto de máxima fricción abrasiva, incandescente, chorreaba dodecafonía, selvática estridencia. Yo golpeaba la piel y el platillo repetitivamente hasta salir del pozo y clarear. “Nocturna Free” fue una larga balada imposible, rota a cada paso, deslumbrante.

Creadores del mal rock canario, culto, lamentamos no saber tocar de otra manera, tan bien. Nuestro manager, Toñín Barrera, el dueño de Cuasquías, prepara una audición un día de estos, a las 11 de la noche, con estos mismos temas que no sabemos cómo podrán parecerse, ya que sabemos que son irrepetibles. (José María Betancor grabó un vídeo que piensa comercializar). Mañana no vamos a tocar mejor, sino como sabemos, muy mal, pero tan bien que la emoción derrame sus pelos por todas partes. Con todo fervor. En serio. Es el acontecimiento cultural canario Nocturna Free.

Creadores del mal rock

Una de las virtudes principales
de la Nocturna Free era, entre otras
tocar muy bien muy mal. A tope siempre.
Tocar muy bien muy mal ninguna pieza.
Sin lógica ninguna, en plena gloria.
Y alguna vez llegó a decirse, insólito
lo conveniente que sería ensayar
para tocar aún peor. La savia misma.
Abolida propuesta de inmediato.
Para tocar como lo hacían, duchos,
en total disonancia, tan acorde,
había sido necesario, incruento
seleccionar la especie, dura criba,
filtrarla fieramente, en alambiques
donde los fondos residuales, queman,
fermentan abrasados, exclusivos,
pues los cuatro individuos que tocaban
tenían, ilegales, en sus mapas
las células genéticas ignaras.
Para tocar muy mal es necesario
haber amado la desarmonía.

Inédito, 1989/96

 Carteles de conciertos. Diseño de Luis SosaCarteles de conciertos. Diseño de Luis Sosa Carteles de conciertos. Diseño de Luis SosaCarteles de conciertos. Diseño de Luis Sosa Banana Moon, bolero de Nocturna Free        
Temas del primer concierto de Nocturna Free, 1987
Carteles de conciertos. Diseño de Luis Sosa